Ser feliz en medio de la tormenta

Todos en algún momento de nuestra vida hemos pasado por momentos de dificultad, ya sea con problemas de salud, financieros o de relaciones sociales. Pero estos eventos nos deben llevar a la reflexión, más que a la angustia o tristeza por algo que no pudimos controlar que nos sucediera. Les quiero compartir entonces lo que yo aprendí, espero les pueda servir para su propia vida.

Cuando las dificultades te golpean, surgen muchas preguntas que te desvelan y torturan: ¿por qué?, ¿por qué a mí?, ¿por qué así?, ¿por qué de un modo tan terrible?, ¿por qué si soy bueno? Es normal que te acosen esos interrogantes, siempre aprendes algo si los profundizas sin culparte ni culpar a nadie más.

Sin embargo, lo más sensato es preguntarte: ¿para qué vivo esto?, ¿qué aprendo? En su lugar piensa: ¿qué enseñanzas puedo sacar de esta experiencia? Siente a Dios, no lo culpes por nada, paso a paso, entenderás para qué vives ese aprendizaje que tomas como desafortunado.

Todo toma tiempo: primero que todo es reconocer que algo distinto a lo esperado nos sucedió. Trata de no esconder tus sentimientos. Yo en ningún momento quería que las demás personas fueran a sentir lástima hacia mi, o que de alguna manera tenían que salir a rescatarme de mi “infortunio”.

Lo recomendable es entonces permitirte sufrir, tener auto compasión y saber que estás atravesando un momento difícil. De esta manera no estás reprimiendo tus sentimientos y de pronto encontrarás la salida a aquello que te agobia. De esta forma entendiendo lo que te sucede, podrás pedir ayuda a tus seres queridos.

Entiende que es un viaje interior: aun cuando no encuentres respuestas, tu comportamiento no depende de las circunstancias externas. Eventualmente irás encontrando las respuestas y el rompecabezas se irá armando. Ojalá decidas mirar la vida con los lentes de la esperanza y veas luces donde otros sólo ven sombras. Piensa siempre en cual es la lección a aprender y estimula tu crecimiento espiritual. Debemos tener fe durante la adversidad y ser humildes en la prosperidad.

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